Cuando me siento azul
el mundo se rompe bajo mis pies, se desgrana y
ayudándolo, quisiera explotarlo y reventar.
No siento otra cosa que bronca
que me destroza las tripas, y me carcome el alma.
Entonces me pongo la pava
Y me tomo unos mates... y espero.
Espero a que se me pase la bronca,
espero a que se disipe la niebla
y me sueno los dedos con nerviosismo
sacándole mentiras,
o me torturo las uñas con dientes afilados
casi puntiagudos.
Simplemente porque me siento terriblemente azul.
En esos días,
en que mi vida y la de los demás me agobia,
y me siento estéril de todo sentimiento
donde el querer y el odiar simplemente no tienen cabida,
me invade una nostalgia que me tortura
que me oprime el pecho,
y la sensación de agujas en los pies no se va,
y la existencia me parece un grafitti que alguien
cualquiera se olvidó en la pared...
A manotazos de ahogado me escapo,
Y me cruzo a la plaza al frente de mi casa y llevo a memito,
y puteo a todo el que pasa en voz baja,
para que no me escuche, por cobarde lo dejo escapar entre dientes
solamente para mí:
"Como te bajaría los dientes hijo de puta"
"Pero hacete el canchero en tu casa pelotudo!!!".
Pasa el tiempo mientras hilo palabras malsonantes
que en estos momentos son música para mis oídos.
Terrible combinación, casi explosiva la de la tristeza y la ira,
es casi una ecuación donde el resultado siempre, siempre
es la miseria humana.
Hoy me siento azul...
Es de hace un tiempo. Sin embargo, hoy me levanté así...