martes, 16 de enero de 2018
martes, 9 de enero de 2018
sábado, 2 de enero de 2016
“No tengo ganas” – me dijiste, y yo te entendí.
¿Sabes qué? Yo tampoco tengo ganas. No. No
tengo ganas. De nada. Ni de hablar, ni de estar escribiendo esto aunque mi cabeza me pida que lo haga. Ni siquiera de respirar.
No puedo dejar de pensar en la gramática y la
sintaxis. En lo que se dice en un texto, y en lo que no se dice (y eso es
quizás para mí lo más peligroso), aquello que subyace, lo que se esconde, lo
que se niega. Callarse. A veces no es una elección, a veces simplemente no hay
otra opción, porque esas malditas palabras se niegan a salir de la boca, se
transforman en carbón de una angustia que esta siempre viva, siempre candente
que se alimenta de lo no dicho.
Yo tampoco tengo ganas abuela, ni una pizca
de ganas. Yo también como vos espero y miro pero no veo, y escucho lo que no
existe. Y te pienso abuela. Te pienso todo el tiempo. Y eso sí que no lo
entiendo, no puedo entenderlo. No puedo entender que me digan que así es la
vida, que el deterioro forma parte del ser humano, que lo acepte. “Dejala ir en
paz” me dicen. ¿A dónde abuela?, si siempre fuiste viento y nadie fue capaz de
encerrarte, decime quién soy yo para dejarte ir a ningún lado, a la nada. Si
vos sos esto que desplegaste en vida. Si te amo así con tu “trampolín por donde
bajan los elefantes”, con tus chistes, tus miradas cómplices, tu casa que no tiene ni un solo rincón que no te
haga regresar – más de 730 días -, con tu amor a raudales, con tus palabras
locas, con tus miradas perdidas, con tu angustia y tu llanto. Con tu espera
abuela, que es la mía. Con tus pocas ganas, que son las mías.
Las palabras se nutren de uno, y toman forma,
dejan su manera etérea y encuentran asidero ahí, en aquello que no se puede
nombrar, ni pensar, ni decir. Se te escapan
de los dedos, te crecen por el pupo como si fueran un hijo y te recorren, te
acompañan, te arrancan pedazos y también te emparchan. No son, pero están. Como
nosotros abuela, que no somos pero estamos. Que no nos abrazamos por vergüenza,
que nos duele sentirnos solos pero no lo decimos, que sentimos que no
merecemos, que la existencia es de fantasmas que nos atraviesan y nosotros
miramos pasivamente, porque ante lo que
no existe, ¿cómo se lucha abuela?.
Volvé de tu limbo y acompañame nona, no me
dejes sola. O llevame con vos. Haceme un mimo en el pelo y detené mi cabeza,
como vos me hacías: “shhh tranquila mi princesa bonita… shhh tranquila,
tranquila, tranquila”. Te extraño… me niego a que seamos nada Tota de mi alma.
Mi memoria va a ser tu memoria, mientras viva y me quede algo de luz Nelly
Haydee Cooreman. Decirte gracias es groseramente insignificante. Es preferible que
las palabras no sean dichas
jueves, 5 de marzo de 2015
"Even flow thoughts arrive like butterflies"
Pearl Jam
Así funciona mi cabeza. Los pensamientos llegan como mariposas, que en pleno vuelo deciden su ruta a través de mi mente. Mueven sus alas adentro de mí y las siento dar vueltas, llegar, quedarse y salir volando nuevamente. Aunque a veces no son mariposas, a veces son cuervos que invaden con su oscuridad dejando todo negro alrededor. Un revoltijo de plumas.
El país de las maravillas tiene dueña, y no usa vestidos ni cinta en el pelo precisamente. Muy por el contrario, se ve tan ajena a ese país, a pesar de que sabe que le pertenece. Sin embargo no lo ve, no encuentra la salida, simplemente cae en el pozo, y en ese viaje profundo las mariposas se transforman en detonadores que explotan a su alrededor. Intenta agarrarse de algo o de alguien, pero no puede. Sólo existe el vacío y la nada.
Sin embargo, recuerda una sonrisa. Una mirada, un azul que la salva. Cierra los ojos y mira su reflejo en unos ojos verdes luminosos que la cuidan, que la abrazan. Respira hondo, y respira junto a otro pecho y otro corazón le hace tun tun en el alma. Y se encuentra en un abrazo, en otra piel y sabe que ese es su lugar. Pero ya no. Ya no más. Ni siquiera en tercera persona. Basta.
En el día las ganas llegan junto con los pensamientos. Las ganas de saber de vos, de verte. Todavía no se si el pensamiento trae las ganas o viceversa. Quizás es en ambos sentidos, como una calle de doble mano. A veces estacionan en la calle, y no puedo hacer que avancen. Nada los mueve. Cuando la angustia es grande la calle es una autopista. Es como la 9 de julio en el medio de mi corazón. Se también que muchas veces intenté retenerte, mostrándote mi autopista "mirá, no ves como los autos se detienen adentro mío? vos sos mi fluir, y me siento atascada". Realmente quería que lo vieras, por dios que intenté que lo notarás. Pero con el paso del tiempo me doy cuenta que el corazón era prestado, y que hay que devolverlo. A veces creo que por momentos si fue mío, pero otras pienso que me lo entregaste a medias, con un respaldo del estilo garantía - "si no está conforme con su producto, realice el reclamo y le devolveremos su corazón" - y usaste ese derecho.
Nunca quise hacerte mal, ni aún cuando intentaba retenerte. Simplemente veía "esto" tan grande y maravilloso que no podía creer que tuviera un final. No fuimos novios, ni amantes, porque las etiquetas con nosotros no servían. Perdón. Vos sabés que nace de lo más profundo de mí. Esa es la verdad, jamás quise hacerte mal y tampoco hacerme mal a mí. Sin embargo acá estoy con el reflejo roto, con la sombra perdida y el corazón en la mano devolviéndotelo. Los tiempos han cambiado. La vida cambió. Tu amor cambió.
Empezó la temporada de caza, y debo escapar. Porque en mí los pensamientos llegan como mariposas, pero de un tiempo a esta parte - un largo tiempo - sólo encuentro cuervos, y la calma no llega y el alma se desgarra, y caigo en el pozo y ya no hay país de las maravillas. A veces, sólo es bueno sentarse a presenciar la luz de la luna. Simplemente que es otra luna.
Y escribo todo esto, porque en realidad me muero de ganas de escribirte. De que me respondas, de que no me saques de tu vida. De sentir que algo de mi queda en vos, que vas a dejar afuera tu alma de cazador, y espero una palabra tuya, pero a la vez pienso que no quiero que me escribas más. Si vos pudieras ver, como me cambia el día un mail tuyo, o un mensaje. Como me aferro a eso, y a pesar de que intento sacarme la angustia y la culpa, y esos minutos de bienestar llegan con tu palabra, la ausencia que sigue es terrible, y a veces logro controlarla y a veces no. A veces simplemente me destruye, como una castillo de cartas y el viento sur soplando fuerte. Y dejo de ser dos y vuelvo a ser uno. Siempre supe que ese era mi destino, el de los números impares, imperfectos, defectuosos, como mi alma y como yo.
Cómo te explico? como hago para encontrar las palabras? y no me malinterpretes, porque no es la palabra para que vuelvas. Es la palabra para que veas el poder que tenes en alguien que te adora. Es para que entiendas que amar no es un juego, o algo que se niega y que para evitarlo basta con mirar a otro lado. Amar es otra cosa, es jugarse el alma sin garantías. Es dejar que el tren pase y rogar que aún quede un lugar para vos. Es observar el cielo y entender que detrás de todo hay algo más importante y que no es precisamente dios. Que no sirve invocar con el alma cuando el camino está cerrado.
Tantas cosas que me dan vueltas, tanta vida frenada y sin poder seguir. Tanto desearte el bien, para ver si vuelve. Tanto querer ser especial. Si vos vieras lo que hay en vos. Si mi obsesión pudiera dejarte libre, si el cuervo se fuera, si mi alma entendiera, si mi amor fuera puro y sano y comprendiera que la felicidad que esperas no se encuentra al lado mío, sería todo tan fácil para los dos. Y creéme cuando digo que racionalmente lo entiendo, que mi mente invadida comprende que de mi no podrás obtener nada bueno. Sin embargo escribo esto y tiemblo.
Estos días te han pasado cosas de las que se muy bien como uno se siente. Hubiera dado mi alma por acompañarte, aunque sea desde el lugar que me toca. Ahora escribiendo entiendo, que es desde el lugar que me toca, desde la distancia que creció entre los dos. Y me odio a mi misma por seguir esperando, por dibujarla para que el resto no note, que nuestro amor estaba condenado al fracaso, por imposible, por culpable, por falto de coraje. Simplemente todo esto es para que sepas, que te adoro con mi alma y que te amo. Y que estas palabras son para dejarte libre, abrir la jaula y tirar la llave.
Pearl Jam
Así funciona mi cabeza. Los pensamientos llegan como mariposas, que en pleno vuelo deciden su ruta a través de mi mente. Mueven sus alas adentro de mí y las siento dar vueltas, llegar, quedarse y salir volando nuevamente. Aunque a veces no son mariposas, a veces son cuervos que invaden con su oscuridad dejando todo negro alrededor. Un revoltijo de plumas.
El país de las maravillas tiene dueña, y no usa vestidos ni cinta en el pelo precisamente. Muy por el contrario, se ve tan ajena a ese país, a pesar de que sabe que le pertenece. Sin embargo no lo ve, no encuentra la salida, simplemente cae en el pozo, y en ese viaje profundo las mariposas se transforman en detonadores que explotan a su alrededor. Intenta agarrarse de algo o de alguien, pero no puede. Sólo existe el vacío y la nada.
Sin embargo, recuerda una sonrisa. Una mirada, un azul que la salva. Cierra los ojos y mira su reflejo en unos ojos verdes luminosos que la cuidan, que la abrazan. Respira hondo, y respira junto a otro pecho y otro corazón le hace tun tun en el alma. Y se encuentra en un abrazo, en otra piel y sabe que ese es su lugar. Pero ya no. Ya no más. Ni siquiera en tercera persona. Basta.
En el día las ganas llegan junto con los pensamientos. Las ganas de saber de vos, de verte. Todavía no se si el pensamiento trae las ganas o viceversa. Quizás es en ambos sentidos, como una calle de doble mano. A veces estacionan en la calle, y no puedo hacer que avancen. Nada los mueve. Cuando la angustia es grande la calle es una autopista. Es como la 9 de julio en el medio de mi corazón. Se también que muchas veces intenté retenerte, mostrándote mi autopista "mirá, no ves como los autos se detienen adentro mío? vos sos mi fluir, y me siento atascada". Realmente quería que lo vieras, por dios que intenté que lo notarás. Pero con el paso del tiempo me doy cuenta que el corazón era prestado, y que hay que devolverlo. A veces creo que por momentos si fue mío, pero otras pienso que me lo entregaste a medias, con un respaldo del estilo garantía - "si no está conforme con su producto, realice el reclamo y le devolveremos su corazón" - y usaste ese derecho.
Nunca quise hacerte mal, ni aún cuando intentaba retenerte. Simplemente veía "esto" tan grande y maravilloso que no podía creer que tuviera un final. No fuimos novios, ni amantes, porque las etiquetas con nosotros no servían. Perdón. Vos sabés que nace de lo más profundo de mí. Esa es la verdad, jamás quise hacerte mal y tampoco hacerme mal a mí. Sin embargo acá estoy con el reflejo roto, con la sombra perdida y el corazón en la mano devolviéndotelo. Los tiempos han cambiado. La vida cambió. Tu amor cambió.
Empezó la temporada de caza, y debo escapar. Porque en mí los pensamientos llegan como mariposas, pero de un tiempo a esta parte - un largo tiempo - sólo encuentro cuervos, y la calma no llega y el alma se desgarra, y caigo en el pozo y ya no hay país de las maravillas. A veces, sólo es bueno sentarse a presenciar la luz de la luna. Simplemente que es otra luna.
Y escribo todo esto, porque en realidad me muero de ganas de escribirte. De que me respondas, de que no me saques de tu vida. De sentir que algo de mi queda en vos, que vas a dejar afuera tu alma de cazador, y espero una palabra tuya, pero a la vez pienso que no quiero que me escribas más. Si vos pudieras ver, como me cambia el día un mail tuyo, o un mensaje. Como me aferro a eso, y a pesar de que intento sacarme la angustia y la culpa, y esos minutos de bienestar llegan con tu palabra, la ausencia que sigue es terrible, y a veces logro controlarla y a veces no. A veces simplemente me destruye, como una castillo de cartas y el viento sur soplando fuerte. Y dejo de ser dos y vuelvo a ser uno. Siempre supe que ese era mi destino, el de los números impares, imperfectos, defectuosos, como mi alma y como yo.
Cómo te explico? como hago para encontrar las palabras? y no me malinterpretes, porque no es la palabra para que vuelvas. Es la palabra para que veas el poder que tenes en alguien que te adora. Es para que entiendas que amar no es un juego, o algo que se niega y que para evitarlo basta con mirar a otro lado. Amar es otra cosa, es jugarse el alma sin garantías. Es dejar que el tren pase y rogar que aún quede un lugar para vos. Es observar el cielo y entender que detrás de todo hay algo más importante y que no es precisamente dios. Que no sirve invocar con el alma cuando el camino está cerrado.
Tantas cosas que me dan vueltas, tanta vida frenada y sin poder seguir. Tanto desearte el bien, para ver si vuelve. Tanto querer ser especial. Si vos vieras lo que hay en vos. Si mi obsesión pudiera dejarte libre, si el cuervo se fuera, si mi alma entendiera, si mi amor fuera puro y sano y comprendiera que la felicidad que esperas no se encuentra al lado mío, sería todo tan fácil para los dos. Y creéme cuando digo que racionalmente lo entiendo, que mi mente invadida comprende que de mi no podrás obtener nada bueno. Sin embargo escribo esto y tiemblo.
Estos días te han pasado cosas de las que se muy bien como uno se siente. Hubiera dado mi alma por acompañarte, aunque sea desde el lugar que me toca. Ahora escribiendo entiendo, que es desde el lugar que me toca, desde la distancia que creció entre los dos. Y me odio a mi misma por seguir esperando, por dibujarla para que el resto no note, que nuestro amor estaba condenado al fracaso, por imposible, por culpable, por falto de coraje. Simplemente todo esto es para que sepas, que te adoro con mi alma y que te amo. Y que estas palabras son para dejarte libre, abrir la jaula y tirar la llave.
sábado, 1 de octubre de 2011
Quiero ser y estar / to be.-
Hoy quiero ser Alicia y tomar el té con el Sombrerero - aunque mucho no me gusta el té, pero hacer el esfuerzo - . Sentarme a su mesa, y servirme en cada una de sus tazas... la naranja, la violeta y la blanca. Reírme, adornarme con flores el pelo, hablar de hadas y esconderle el reloj al conejo.
Olvidarme del espejo, no regresar al laberinto.
Hoy Alicia tendría un vestido con flores.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
domingo, 11 de septiembre de 2011
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